Lo que me ocupa ahora es una reseña sobre el que considero el mejor restaurante japonés que conozco hasta la fecha en Madrid, "Miyama Castellana" (hay otro local en la calle Flor baja).
Fui invitado a un cumpleaños y reconozco que la comida fue todo un festival, aunque con grandes altibajos, posiblemente por las elecciones que hicimos, no siempre adecuadas.
El local no tiene grandes pretensiones, pero resulta elegante y agradable. Tienen grifos de cerveza japonesa, lo cual no es fácil de encontrar (primer minipunto para Miyama).
Poco después de pedir, llegó a la mesa una ensalada de alga wakame con aceite de sésamo como aperitivo. La típica de estos casos. Sin más.
Ensalada de algo wakame |
Tataki de atún |
Sashimi de salmón |
Makis de atún |
Makis de salmón |
"Ebi fry", así se llamaba el roll que pedimos. Langostinos y empanado con panko. Acompañado de salsas de curry y una balsámica. Estaba muy bueno, pero creo que destacaba menos que los anteriores, tal vez por la materia prima, más normal, y su preparación (el frito siempre resta importancia al resto de componentes).
Ebi fry roll |
Wakara soba |
Tomamos tres postres pero me voy a centrar en los dos que tengo foto, de los cuales tomé un poco más.
Por un lado está la mousse de chocolate negro y yuzu con salsa y sorbete de mandarina. Una mousse poco dulce, con un toque ahumado y la influencia poco acertada del yuzu (es un cítrico asiático difícil de encontrar de momento por estas lindes). Sin duda lo mejor era su presentación y el sorbete de mandarina. Pero no lo suficiente como para convertir al postre en un buen plato.
Mousse de chocolate negro y yuzu con salsa y sorbete de mandarina |
Tarta de manzana caramelizada con helado de nueces y miel |
En fin que después de haberle dado tanta "caña" a los postres y el último plato, puede parecer que no me gustó mucho, pero todo lo contrario. Todo lo que pedimos reforzó mi pensamiento acerca de los postres de estos restaurantes y el Wakara soba fue una prueba, podría haber sido todo un hallazgo.
Las conclusiones son que todo lo relacionado con el pescado y el arroz de este restaurante me maravilló. Disfruté como un enano con la frescura del pescado, volvería a ir sin pensármelo dos veces. El precio no puedo saberlo exactamente puesto que fui invitado. Pero más o menos, sin cometer errores como pedir postres o un vino muy caro (aconsejo la cerveza para esta comida), puede salir por unos 35 € por cabeza. Me parece un precio razonable teniendo en cuenta la calidad de la comida. Uno de esos restaurantes para ciertas ocasiones, no para el día a día.
Y quería dedica el post de hoy al cantante del grupo al que más veces he visto en directo. Perdí la cuenta hace tiempo, no se si 5 o 6 veces. Se trata de Tony Sly, y falleció hace pocas semanas. Era el vocalista y principal compositor de No use for a name. Música sencilla, pero directa. Rápida, pero bien compuesta. Contundente, pero sensible. Y unas letras con las que me solía identificar como pocos lo consiguen. Fue mi hermano quien me metió el gusanillo de No use for a name y después por los conciertos en solitario y acústico del propio Sly. Así que gracias a los dos, uno por enseñarme a uno de mis compositores favoritos y a otro por regalarme alguna de mis canciones favoritas. Has sido la banda sonora de parte de mi vida y has conseguido trascender más allá de tu muerte con tu música. Por todo, y más, gracias Tony Sly.
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